Sonó el despertador, otro día ha comenzado
organicé mi día, de acuerdo a lo anotado,
le pedí al reloj que, hiciera largo el tiempo
y que me alcanzara, para todo lo acordado.
Me subí en mi coche, ya muy afanado
pues el tiempo es oro, y hay que aprovecharlo
y me tocó la luz roja en la esquina el faro.
Mientras esperaba que el verde diera el paso
yo vi una pequeña que llevaba flores,
y que se acercaba, a vender a cada auto.
Me dijo con ternura, una rosa yo le vendo
y vi en su mirada, dolor y desconsuelo
me dio la luz verde... ¡Como vuela el tiempo!
Ya las ocho y treinta el tráfico esta lento.
Por fin en la oficina, y comienza el juego
¿Como van las ventas?, hay que ganar dinero
suben las acciones, ¿Ha subido el euro?,
van tres reuniones, todo está perfecto
logré dos cuentas nuevas, es positivo el recuento...
y ahora a dormir, mañana un día nuevo.
...Sonó el despertador, ya organicé mi tiempo,
me subo en mi coche, otra vez tráfico lento
el ruido de una sirena, me desconcentra desde lo lejos,
ésto poco avanza, ¿Y como ahora llego?,
por fin llegué al faro..., y en el suelo un cuerpo,
siento escalofríos invadiéndome por dentro,
ya pronto me orillo, mi auto yo detengo.
Era la pequeña, que me ofreció las flores,
un hombre en su auto, que no tenía tiempo
se llevó su vida tan sólo en un momento...
No olvidé aquel día, se quedó en mi pecho,
pero nunca más, fui esclavo del tiempo
no más oficina, ¿A quién le importa eso?,
si hay tanto que hacer, tantas personas sucumbiendo,
en su soledad en su tristeza y en su desconsuelo
por que para ellos... nadie tiene tiempo.