Vi a la luna llorar
en una noche triste
en su impávida soledad.
Y aunque lo quiso disimular
brillaban gotas en sus mejillas
fina lluvia de cristal.
Tan admirada por su belleza
confidente de tantos amores
y tan ansiosa de amar.
Y envidió los amantes furtivos
que se entregan en secreto sin espacios ni tiempo,
a la orilla del mar.
Se hizo cómplice de tantos besos,
acunando caricias arrulló en su blanco manto,
promesas que no se cumplirán.
Vi a la luna llorar
deseosa de ternura
blanca dama, la más bella
...En su perpetua soledad.
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